Los primeros años de vida son fundamentales para el desarrollo de una persona, guardería y familia deben ser conscientes. Los niños que reciben protección y cariño durante su primera infancia, tienen más probabilidades de crecer saludablemente y de desarrollar sanamente sus aptitudes cognitivas, lingüísticas, emocionales y sociales.

De los 0 a 6 años se sientan las bases del desarrollo del individuo, en estos momentos se producen los procesos neurofisiológicos que configuran las conexiones funcionales del cerebro, que definen y ayudan a desarrollar las capacidades adultas. El cerebro controla todas las funciones de los mamíferos, desde el metabolismo o la respiración hasta las emociones y el aprendizaje.

Los tres primeros años de vida son fundamentales para el desarrollo del cerebro ya que en esta etapa se producen los eventos más importantes para su maduración. La estimulación temprana es fundamental para potenciar su capacidad lingüística, motora e intelectual. El cariño y el juego son básicos para conseguir una correcta estimulación, por lo tanto la atención que recibe el niño en esta etapa es fundamental para que pueda seguir adquiriendo capacidades durante el resto de su vida.

A los 6 años el cerebro tiene un desarrollo del 90% y sus experiencias afectan a la formación de las conexiones o sinapsis entre las neuronas para establecer las redes del cerebro que controlan las respuestas intelectuales, psicológicas, físicas y emocionales. Es decir, durante sus primeros 6 años de vida el cerebro está desarrollando sus «circuitos», y de los estímulos que reciba depende el desarrollo de sus sentidos, sus destrezas sociales y salud física y mental.

Incluso según estudios de la Organización Mundial de la Salud (OMS) los estímulos recibidos en la primera infancia tiene un reflejo directo sobre el futuro económico del individuo. Pero lejos de preocuparnos con la importancia de esta fase, sólo debemos ser conscientes de que el niño necesita un entorno en el que se sienta seguro, protegido y amado, además de los estímulos propios para su edad. Todos los padres tienen el instinto de enseñar, de proteger, de dar seguridad y cariño, por lo tanto, sólo hay que dejarse llevar por la naturaleza.

«El mejor medio para hacer buenos a los niños es hacerlos felices» Oscar Wilde