Es importante enseñar a los niños a ser ordenados. El orden, al igual que otros valores, es un elemento necesario en la educación de nuestros hijos. Un ambiente ordenado transmite diferentes sensaciones, entre ellas seguridad y tranquilidad. Si vivimos en un ambiente desordenado, el sentimiento que produce es el de un ambiente caótico y poco armónico.

No solamente es un hábito el ser ordenado, sino que puede favorecer la autonomía, el aprendizaje y la autoestima infantil.

¿Cuándo debemos enseñar a los niños a ser ordenados?

La edad ideal está entre los 2 y 3 años, ya que a esta edad es cuando empiezan a entender y razonar todo aquello que les decimos. Enseñándoles desde bien pequeñitos, pueden aprender lo que es el orden material. ¿Por qué es tan importante? Porque les servirá no solamente para aprender a ser ordenados a nivel externo, sino que les ayudará en un futuro a tener mayor orden y claridad mental.

Además, es importante que aprendan a ser ordenados para su desarrollo personal. Esto les ayudará a organizar y asimilar el mundo en el que viven y que están comenzando a descubrir.

¿Cómo podemos enseñar a nuestros hijos a ser ordenados?

  • A través de nuestro propio ejemplo: los niños hacen lo que ven en casa. Para ellos nosotros, como padres, somos sus modelos de referencia. Empecemos por ser ordenados nosotros para que ellos aprendan con nuestro ejemplo.
  • Definir un lugar para cada cosa: les ayudará a saber dónde está cada cosa. Además, así será más fácil para ellos a la hora de recoger.
  • Motívales y refuérzales positivamente: están aprendiendo. Es importante que seas paciente, que les motives y que les enseñes sin perder los nervios. Ellos lo hacen lo mejor que pueden y saben.
  • Ayúdale a recoger: al principio, para poder enseñarle la importancia de ser ordenados, deberás enseñarle. ¿Cómo? Ayudándole a recoger, mostrándole cómo se hace, para qué se hace y explicándole de forma sencilla el para qué haces lo que haces.
  • Poco a poco: no esperes que aprenda a ser ordenado de la noche a la mañana. Empieza por pequeñas acciones. Por ejemplo, que recoja sus zapatos, que deje el cepillo de dientes en su sitio o que devuelva sus juguetes a su lugar original.
  • Establece rutinas: de esta manera, adquirirán el hábito de ser ordenados al igual que han adquirido otros como ducharse, bañarse o cepillarse los dientes.

¿Quieres saber un truco para que sea más sencillo?

Convierte el hábito de recoger en un juego. Sí, como lo oyes. La mejor manera de que un niño aprenda es jugando. Así, le resultará divertido y le costará mucho menos hacerlo. En vez de explicarle que tiene que recoger porque sí, hazle ver el ser ordenado como un reto, un desafío, una manera de divertirse. Además, puedes poner música de fondo para que la hora de recoger le sea todavía más divertida.

¡Esperamos que os haya gustado este artículo!