Los niños desarrollan su capacidad de amar en la medida en que se aceptan y reciben relaciones amorosas incondicionales en su entorno más cercano; la escuela infantil y por supuesto, la familia. De esta forma aprenden a amar cuando reciben amor, seguridad y tienen sus necesidades satisfechas.

En Alaria escuelas infantiles, trabajamos para que el niño se desarrolle en la escuela con una afectividad sana, recibiendo cariño, desde la comprensión y el respeto a sus compañeros, comprendiendo sus emociones y desarrollando la empatía, pero este blog está dirigido a las familias, ya que el entorno dónde se desarrolla el amor en la infancia es el familiar.

En la infancia los niños tienen una alta percepción de las muestras de amor y de respeto, ya que necesitan todo el amor y la protección a su servicio. Por lo tanto el niño aprende a amar desde la una percepción de su entorno, las personas que le rodean y cómo se relacionan entre sí, son su modelo de base para desarrollar su afectividad.

Recibir amor en la primera infancia, de 0 a 4 años es fundamental para el correcto desarrollo de la seguridad y el auto-concepto de un niño. Afortunadamente la gran mayoría de los niños reciben este amor, pero además de recibirlo, tienen que percibirlo, tienen que sentir que responde a sus necesidades, ya que si no es así, el niño no se sentirá amado por muchas muestras que le manifiesten sus padres.

Lograr que un niño se sienta amado incondicionalmente en la infancia depende fundamentalmente de la familia, el niño tiene que sentir una gran seguridad, en base a la cual, se abrirá y sentirá que está recibiendo un amor que le nutrirá y le proporcionará confianza y seguridad. Esta seguridad se desarrolla en dos fases; cuando el niño es un bebé totalmente dependiente, debe sentir una total confianza en los demás.  Pero, a medida que el niño crece, es fundamental que desarrolle la confianza en sí mismo, en su autonomía. En este sentido, es importante no confundir nunca el amor con la sobre-protección o la permisividad, de forma que el niño pueda desarrollar herramientas de autonomía y respeto.

El desarrollo afectivo del niño es fundamental para poder afrontar la vida con confianza. Hay algunas pautas que podemos tener en cuenta para educar en el amor:

  • Amor y comprensión van de la mano, las muestras de comprensión en la relación de los padres serán percibidas por el niño como muestras de amor y respeto que le proporcionarán una total tranquilidad
  • Siempre hay que evitar los juicios de valor personal, tanto en la familia como con el niño. Se puede reprobar un comportamiento, incluso es inevitable enfadarse, pero siempre se debe dejar claro que a él le siguen queriendo incondicionalmente
  • La crítica lesiona la autoestima, por lo tanto hay que asegurarse de que el niño comprenda lo importante que es para sus padres, siempre debe sentirse querido. Para amar a los demás es imprescindible amarse a uno mismo
  • El niño, a medida que crece aprende a amar cosas fuera de su ámbito familiar: amigos, profesores, juguetes, naturaleza… En este paso los padres deben ayudarle a reconocer sus sentimientos y saber gestionarlos, para establecer unas correctas relaciones afectivas con el entorno
  • Es fundamental el equilibrio autoridad-tolerancia. Los padres deben ejercer autoridad y respeto, pero no debe imponerse por la fuerza, sino mediante la razón y la coherencia para conseguir que el niño lo comprenda la importancia de la autodisciplina y genere una actitud responsable
  • De los 4 a los 6 años, los niños tienen una gran necesidad de expresión, de manifestar sus sentimientos, es el momento donde se desarrolla la creatividad y la expresividad, en estos momentos es fundamental que el niño se encuentre arropado y escuchado por los padres, crear el ambiente adecuado para favorecer la comunicación de sus sentimientos y practicar la escucha activa, tanto con sus palabras como con sus formas de expresión, dibujos, canciones, baile…

 “El verdadero amor es desinteresado y está exento de todo miedo. Se derrama sobre el objeto de su afecto sin que pida nada a cambio. Su alegría está en la alegría de dar.” (Florence Scovel)